El día 17 de enero del 2014, empecé un experimento en el campo de adquisición de idiomas. Soy mi propio conejillo de indias e intento proceder con un cierto grado de rigor científico. El idioma que elegí es el mandarín.
Mi principal hipótesis es que se puede llegar a entender un nuevo idioma, antes totalmente desconocido y sin relación con idiomas ya estudiados, única y exclusivamente con videos auténticos (no elaborados para estudiantes extranjeros), como películas y programas de televisión.
Una segunda hipótesis es que este método puede ser una forma eficiente y eficaz de lograr la comprensión oral, por lo menos en comparación con métodos tradicionales. Este experimento no tiene la pretensión de comprobar o refutar de forma definitiva esta segunda hipótesis, pero seguramente contribuirá a la mejor comprensión del asunto.
Una tercera hipótesis, relacionada con las anteriores, es que se puede alcanzar un grado razonable de comprensión oral al ver 1.200 horas de videos, con un promedio de por lo menos 30 minutos de videos por día (lo que tomaría hasta 6,5 años). En este caso, se debe entender “un grado razonable de comprensión oral” como la capacidad de ver cualquier película o programa de televisión en mandarín estándar, una sola vez, y lograr describir correctamente su argumento y los temas discutidos (en español u otro idioma que ya hable bien). Si se pudiese dedicar mucho más tiempo por día, se necesitaría un número menor de horas en total, puesto que, con poca dedicación diaria, se olvida y se tiene que aprender nuevamente mucho contenido.
Las hipótesis antemencionadas se basan en la suposición de que el cerebro humano evolucionó con la capacidad de descifrar el lenguaje naturalmente. Permitir que este proceso ocurra espontáneamente, simplemente escuchando hablantes nativos con mucho interés y atención, es más eficiente que métodos “abstractos” basados en un abordaje académico, estudio de reglas gramaticales, traducciones, listas de vocabulario, memorización, ejercicios mecánicos, etc.
Cabe destacar que no considero –y no es hipótesis de este experimento– que un método exclusivo de ver y escuchar hablantes nativos en videos sea lo ideal. Al contrario: creo que el método más efectivo y eficiente es aquel que reúne mucha audición y conversación con hablantes nativos (recibiendo correcciones constantes) con la lectura y la escritura. No obstante, adopté este método con exclusividad con el objetivo de aislar una variable y de este modo testar las hipótesis con algún grado de rigor científico.